¿Si tenemos salud, una familia y ganamos poco dinero pero hacemos algo que nos gusta, contamos acaso con menos éxito que una persona que gana millones? … ¡Por supuesto que no! La vida no es una competencia contra otros y contra sus logros, sus casas, sus carros o su ropa; dos personas en el mismo tipo de negocio se podrían comparar por su éxito en esos negocios, pero esto no nos dice absolutamente nada acerca de sus vidas, de sus relaciones interpersonales o de su salud.
Los logros
personales están en las acciones de este momento. Incluso si estamos fallando
en los objetivos específicos actuales, porque si el intento es honesto y nos
mostramos dispuestos a aprender de nuestros errores entonces ya esta actitud es
un éxito personal.
A veces la idea
de estar en un lugar de triunfo en el futuro es sólo una forma de evadir las
responsabilidades inmediatas, y retrasar las acciones que se deben tomar
para cumplir y sentirse satisfecho con uno mismo en el presente.
Claro que pensar
en el futuro sin obsesiones nos va a empujar un poco más hacia adelante,
hacia eso que anhelamos; sin embargo es posible experimentar el éxito ahora
mismo: disfrutando de los pequeños logros, reconociendo las caídas, continuando
la marcha con determinación y entusiasmo.
Este puede ser
un pensamiento realmente liberador mediante el cual llegamos a reconocer que ya
no tenemos la urgencia de añorar el futuro. Así, si encontramos inspiración en
la obra del momento y lo hacemos con honestidad y aceptando la necesidad de
corregir continuamente el curso, y disfrutar del viaje, entonces seremos
exitosos ahora mismo.
No hay garantía
de que no nos vamos a dejar vencer por momentos de pereza, angustia o
desaliento, pero cuando inmediatamente nos animamos a trabajar de nuevo con la
mira en nuestros valores verdaderos, entonces ya estamos viviendo una vida de
éxito, una vida en libertad.