La vía a la verdadera riqueza, es enriquecer el alma mediante la
adquisición de virtudes. Fuera de un corazón virtuoso, no existe tampoco verdadera
prosperidad, ni poder; sino únicamente apariencias de aquellas.
Aquel que se ha conquistado a sí mismo, ha conquistado el universo.
El enriquecimiento del alma, es precisamente el desarrollo de ese carácter noble y divino. Los pensamientos se manifiestan como palabras, las palabras como actos, los actos se desarrollan estructurando hábitos y los hábitos se solidifican formando el carácter. De tal manera que vigila tus pensamientos y sus vías con cuidado; porque así como las sombras siguen al cuerpo, aquello que pensamos, eso llegamos a ser.
Efectivamente. La finura del carácter determina en gran parte la
calidad también de las circunstancias y las condiciones de felicidad que
hallemos en la vida. Nuestro destino, aun eterno, ya sea miserable o feliz, se
define también por la naturaleza y la nobleza de nuestro carácter, siendo a la
vez la excelencia de este configurada y determinada por nuestros hábitos y
nuestros pensamientos. Entonces, todo ser humano para iniciarse en el camino
hacia la felicidad, debe aprender primero que todo a ser un maestro y un
experto en el arte de pensar virtuosamente, correctamente, inteligentemente,
sabiamente, ya que la preexistencia de una vida feliz radica precisamente en
ese mundo pensante.
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A lo largo de este seminario le compartiré
algunas de las ideas y aplicaciones que he recogido a través de mi trayectoria
y que me han servido para tener muchas experiencias exitosas, siempre que
consideremos la palabra éxito en su verdadera dimensión, ya que ser exitoso en
la vida no tiene nada que ver con la fama o el dinero, sino con el bienestar
propio de saber que hemos alcanzado satisfactoriamente nuestras metas.