“Cum ergo
accepisset Iesus acetum, dixit: “Consummatum est”. Et inclinato capite,
tradidit spiritum”. (…Entonces, cuando hubo tomado del vinagre Jesús dijo: “Todo
está cumplido”. E inclinando su cabeza, rindió el espíritu… Del Evangelio de
Viernes Santo: “La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo” según San Juan).
¿Alguna vez te
preguntaron: Quién es usted?, alguna vez te preguntaste ¿Quién soy? Y si lo
pensamos bien uno descubre cosas y cuando uno descubre quien es avanza y
fortalece su identidad y conoce el camino.
- ¿Quien eres?:
¿Osvaldo?, ¿Beatriz?, ¿Nacho?, ¿Roberto? Ese es tu nombre: ¿pero realmente quién
eres?, ¿…Y si te llamaras Juan o Lucía dejarías de ser quien eres?, ¿si pierdes
un ojo dejas de ser quien eres?, ¿Y si engordas como yo 25 kilos dejarías de
ser quien eres?
Debemos
descubrir las respuestas y la pregunta es: ¿Quién soy? Porque cuando uno descubre
quien es y torna importante ser quien es, uno desarrolla su identidad y recién
ahí descubre “cuál es su propósito en la vida”.
Algunos creen
que porque van al Calvario ya tienen a Dios, descubrieron a Dios, conocen a
Dios, y momentáneamente ya lo tienen todo, pero de ahí a servir a Dios hay una
gran diferencia, independientemente de nuestras creencias y la forma de hacerlo
es tener “un propósito en la vida” y saber a dónde vamos.
Hay algunas diferencias
entre las metas y los objetivos que tenemos y el propósito de nuestra vida: ¿Tener
una casa?, ¿tener una familia?, ¿ser policía o médico o bombero? esas son metas,
objetivos, pero un propósito es mucho más, y cuando uno descubre quien es
realmente y su propósito ya no tiene más preguntas sobre la existencia de Dios,
sobre secretos, sobre los misterios, porque frente a la verdadera revelación de
nosotros mismos hacia nosotros mismos todas las cosas comienzan a funcionar,
todo encaja porque uno tiene un propósito y no hay ambición más sana en un
hombre que cumplir con él.
El propósito es
algo tan grande que revitaliza y reemplaza cualquier meta y objetivo. Porque éstos,
incluso los sueños son importantes, pero no son un propósito de vida. Cuando
tienes un propósito ya lo tienes todo, porque te acercas a Dios.
Aquel que cree y
tiene un propósito en su vida ya no necesita nada más, porque sabe que ese
camino lo acerca a Dios, y eso sin dudas no tiene nada que ver con lo material
ni con cosas de este mundo.
Un propósito no
es algo que sólo nos da satisfacción personal, sino que nos permite trascender.
¿Sabes lo que es
una vida sin propósito?, es aquel que vive insatisfecho, adicto y dependiente
de las cosas mundanas y materialistas: El celular, el auto, los momentos
instrascendetes de felicidad momentánea y trabajamos para tener dinero, ir de
vacaciones, y vivimos dependiente de lo externo. Y eso pasa porque en su vida,
en su interior “no hay accción” y necesita reforzarla con “cosas” que carecen
de valor para el espíritu.
No nos podemos
ir de este mundo sin antes descubrir quiénes somos y cuál es nuestro propósito,
intentarlo y perseguirlo, así como hizo Jesús, porque es ahí a donde debemos
orientar nuestros días, y entonces… aún cuando estemos en los peores momentos,
en el lugar donde nadie más quisiera estar, podremos decir en paz: “Consummatum
est” e inclinar nuestra cabeza y rendir el espíritu…
¡FELICES
PASCUAS!
Lic. Osvaldo A.
Cuello Videla