A diferencia de las cigüeñas que cambian de ecosistema al cambiar de
estación, de las hormigas que deciden salir de sus hormigueros, y de los osos
que se despiertan de su letargo al llegar la primavera, el hombre en conciencia
ordinaria permanece ajeno a las señales del espíritu.
Y es que el hombre esta en conexión directa con el espíritu, aun
cuando no se nos enseñe a apreciarlo.
Cada cosa, cada señal, cada persona, cada idea, cada lugar, que se
cruza en su vida es sagrado porque afecta al camino que debe trazarse. No
pierde de vista su misión, y se relaciona con el espíritu atendiendo a las
señales, aceptando, aprendiendo y superando las pruebas que se encuentra en el
camino.
¿Como practicar?
Puedes retirarte a un lugar tranquilo, y si puedes en conexión con
la naturaleza, mejor.
Una vez allí, respira profundamente dos o tres veces y una vez estés
ahí, puedes notar tu entorno y empezar a darte cuenta de que cosas
ocurren en él.
Darte cuenta que puedes crear un estado de atención en el que
estés centrado en ti y desde ahí, puedas dar sentido a lo que ocurre alrededor
tuyo. ¿Que te quiere decir? ¿Que sentido tiene mientras realizas tu misión?
Dificultades:
Puede que no hayas encontrado/decidido todavía a que quieres
entregar tu vida.
Un sentido desde el cual poder dar sentido a las señales que te
llegan. Si este es el caso, tal vez puedas probar con alguna misión con la que
hayas conectado en otras ocasiones y utilizarla para probártela haciendo este
ejercicio. Como posibilidad te proponemos para hacer el ejercicio, la conexión
con la Tierra y la transformación personal a través del ejemplo, la vida como
escuela desde una perspectiva humanista.