Durante muchos años se ha analizado el propósito de la vida y su
verdadera esencia, y se ha llegado a la siguiente conclusión:
La búsqueda fundamental en la vida, es la búsqueda de la felicidad,
los seres humanos nos dedicamos a diferentes actividades: pero en el fondo lo
que todos buscamos consciente o inconscientemente es tener éxito y felicidad.
El ser felices es el propósito principal y la esencia misma de la vida. La felicidad que alcancemos en ella generalmente es directamente proporcional a la calidad del carácter que logremos desarrollar.
Rasgos negativos en el carácter son los principales destructores de
la felicidad. Las bajas pasiones tales como el odio, la codicia, el orgullo, la
vanidad, la avaricia, la revancha, la envidia, el rencor, las represalias, la
calumnia, la murmuración, la mentira, etc., son las asesinas de la felicidad,
las enemigas de la humanidad. De ellas procede todo lo que degrada y destruye,
ellas son la fuente de todo sufrimiento, las constructoras de la miseria y las
promotoras del infortunio y el desastre.
El llamamiento a desarrollar un carácter noble y divino, es un
llamamiento universal, desafortunadamente la inmensa mayoría de los seres
humanos se dedican mucho más a producir dinero y a buscar frenéticamente las
cosas materiales que les proporcionen una vida más “cómoda”; que desarrollarse
en el arte de ser felices mediante la construcción de un carácter bien
civilizado.
El logro de este arte se alcanza a través del aprendizaje y el
dominio de los principios que regulan la excelencia y la perfección.